Si realizamos una experiencia tan sencilla como poner unos cantos rodados sobre una cartulina que previamente ha sido cubierta de arena fina y en uno de los extremos, hacemos pasar una corriente de aire para enfrentarla a los obstáculos que encuentra en su trayectoria, veremos en pocos minutos, la formación de pequeños montículos incipientes de arena que se acumulan: hemos formado una pequeña duna. Esto es una reproducción de las condiciones naturales. Copia exacta de lo que ocurre en las zonas costeras.
El azote del viento en la zona comprendida entre el dominio marino y el terrestre produce acumulaciones de materiales poco pesados sobre los obstáculos que encuentra a su paso. Estos suelen ser arcillas, arenas y limos principalmente, pero también otros de mayor granulometría. En cuanto a los frenos a nivel de suelo que encuentran estos materiales, citar pequeñas plantas que brotan, restos de animales y materia de origen inorgánico como plásticos, papel etc.
Las primeras acumulaciones de material sedimentando cerca de la orilla del mar son las llamadas dunas pioneras. Suelen ser pequeñas, con poca pendiente, están poco pobladas y en ellas, se fijan algunas especies vegetales que, como veremos más adelante, son fundamentales en el proceso de formación de los cordones dunares costeros.
Las especies animales y vegetales que encontramos en ellas son grandes especialistas en soportar el enorme estrés al que se ven sometidas. En esta zona se producen fluctuaciones diarias de temperatura y, esto, unido al ambiente salino y a la escasez hídrica, hace que estas especies posean adaptaciones inverosímiles para poder sobrevivir.
Veamos algunas especies propias de esta franja del litoral:
1. Cakile maritima (oruga marítima).
2. Salsola kali (barrilla pinchosa).
3. Polygonum maritimum (corregüela marítima).
Detalle de Salsola kali (barrilla pinchosa) y Cakile maritima (oruga de mar)
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